Su poderío financiero se reflejaba en sus centros educativos —la Alianza Israelita—, en su propio casino y en las varias sinagogas que los recogían para sus rezos y celebraciones.
Los israelitas dicen que son descendientes del antiguo pueblo hebreo y que Israel es su tierra prometida, mientras que los palestinos se consideran descendientes de los filisteos, un pueblo que lleva en la zona más de 3.000 años.
Cuando los israelitas, liderados por Josué, cruzaron el río Jordán hacia la tierra prometida, se dice que las aguas se detuvieron, permitiéndoles pasar.
Más tarde, en la famosa batalla de Jericó, el arca fue llevada alrededor de la ciudad y sus murallas colapsaron, asegurando una victoria milagrosa para los israelitas.